Cinco motivos para conocer las islas Galápagos

De Galápagos puedes salir con la percepción de ser el mejor destino que hayas visitado o el destino más sobrevalorado. Durante los últimos años hemos escuchado ambos criterios. 

De viajeros que han salido con los mejores recuerdos y otros que se fueron con un sabor agridulce creyendo que lo gastado pudieron usarlo en otro destino.


Para ir a ese destino hay que tener en claro varios aspectos. Y el primero de ellos es plantearse ¿Por qué quiero estar allí? Este no es un destino de playa común. No es Cancún, Miami ni Cartagena. Es otro concepto. Naturaleza pura. A otro nivel. 

Este es un destino al natural, un laboratorio al libre donde el visitante puede ver animales en su hábitat, pululando entre el mar, rocas volcánicas o los cielos de celestes intensos. Un destino de explorar, de caminata. 

No es un lugar donde vas a encontrar un parasol y una margarita a tu lado en la playa. Ni de grandes hoteles de 100 habitaciones en el margen de un
 malecón. De hecho, en Galápagos hay edificaciones que no llegan a los siete pisos.


Y es un destino no barato. Que demanda un presupuesto organizado. Claro, esto no quiere decir que sea solo exclusivo para bolsillos de lujo.  El hecho de estar a 1.000 km de Ecuador continental hace que la vida allí sea cara, por los costos de traslados de productos y la implementación de servicios.

Pero este destino tiene razones para visitarlo, aunque sea una vez en la vida. Estos son cinco motivos por los que vale la pena conocer Galápagos:

Una fauna al aire libre

Debes saber que las islas tienen origen volcánico y muchas de las especies que viven allí son endémicas. Son especies que se mueven a su antojo. Es cierto que hay zoológicos que tienen pingüinos, lobos marinos y tortugas gigantes. Pero en Galápagos viven al libre y se los puede ver en diferentes lugares y acciones. Las islas que tienen tortugas tienen características únicas, con caparazones de diferentes formas. En 13 islas se estima que hay unas 15 especies de tortugas. 


Playas vírgenes

Si visitastes playas abarrotadas de gente, llena de parasoles y vcndedores, en Galápagos no vas a encontrar una playa con esas características. Son playas vírgenes, con aguas turquesas o azules intensos.  Cada una tiene su peculariedad y para todos los gustos. Hay para surfistas que buscan olas grandes o mansas para los que buscan un baño apacible en medio de la fauna. Pues sí, hay unas playas donde los lobos marinos pululan y no se intimidad ante los bañistas. 


Aves por doquier

Galápagos tiene una diversidad de aves. Unas endémicas. Un turista puede caminar por senderos y encontrar a diferentes especies entre los captus gigantes o opuntias. Las aves más conocidas son los albatros, el piquero de patas azules, la paloma de Galápagos, lechuzas, cucuves y los famosos pinzones, que tienen un rol importante en la polinización de flores. Hay especies que están en riesgo. 


Reserva Marina

Galápagos tiene una Reserva Marina creada en 1988. La  extensión es de 133 000 kilómetros cuadrados, de los cuales, alrededor de 70 000 corresponden a aguas interiores del archipiélago.  Los turistas tienen permitido ir a islas donde se pueden hacer snorkel o bucear. Es una oportunidad para sentir de cerca esa riqueza marina y diversa fauna que tiene este archipiélago. Uno puede encontrarse nadando junto a  leones marinos, iguanas y hasta tiburones. 



Volcanes

Galápagos tiene un origen volcánico.  De hecho, casi todas las islas del archipiélago son volcanes que se formaron por la erupción de magma generada en la tierra hace millones de años. En la isla hay volcanes viejos y jóvenes, unos activos y otros ya sin actividad. En las islas se pueden ver rocas de origen volcánico. La mayoría es de lava basaltica, es decir, de lava negra rica en hierre y magnesio y carente de silicio. El volcán Sierra Negra, en la isla Isabela, es uno de los más visitados por turistas. Desde Isabela se ofrecen tour diarios por 50 o 60 dólares por persona.








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